viernes, 14 de noviembre de 2014

¿QUÉ SE MUEVE EN TU CEREBRO CUANDO DIBUJAS O ESCRIBÍS?

¿Es constructivo la incorporación de las nuevas tecnologías en el tiempo de juego de los niños y en sus procesos de aprendizaje?

 Muchos defienden el uso de la tecnología argumentando que es lo que los niños van a encontrarse en el futuro. Incluso algunos se preguntan si es necesario seguir enseñando la letra manuscrita a los niños, ya que de mayores casi no escribirán.

¿Es igual la estimulación del niño a través del dibujo si éste es realizado manualmente o a través de un dispositivo táctil?

Veamos que nos dice la ciencia Neurológica al respecto.

Hablar de ciencia parece de partida tediosa y complicada, pero en las próximas líneas van a entender claramente porque es tan importante seguir ejercitando el dibujo o la escritura a cualquier edad, ya que la estipulación neuronal que nos proporciona es mucho mayor y más completa que si tecleamos o desplazamos un dedo sobre nuestra tablet.
Tomaré el proceso neurofisiológico de la escritura para explicarlo, puesto que es el que está más definido por la ciencia.



El cerebro que escribe

Dado que no soy una experta en neurología ni tampoco pretendo hacer una clase magistral, lo que voy a intentar es trasmitirles las ideas principales sobre el proceso que se lleva a cabo en nuestro cerebro cuando nos ponemos a escribir.

Nos preparamos para empezar a escribir
Desde el momento en el que en nuestras áreas asociativas parietales nace el mensaje que queremos plasmar en el papel, las áreas motoras suplementarias (AMS) de ambos hemisferios se encargan de la intención del movimiento. Será la corteza frontal premotora la que se encargará de que consigamos un movimiento armónico y una correcta sujeción del lápiz.




El cerebelo y los núcleos grises centrales también contribuyen en la programación del movimiento. El cerebelo interviene en la programación de la duración de la contracción de los músculos, mientras que los núcleos grises centrales se encargan de la intensidad en la que éstos se deben activar.
El sistema motor lateral es el encargado de programar estos movimientos. Una vez llegan las órdenes desde las AMS, se inician unos bucles en las regiones corticales (cuando el movimiento no está automatizado) o subcorticales (cuando sí lo está) que permiten la actividad de la mano.
La corteza parietal posterior izquierda es la que se encarga de la organización espaciotemporal del movimiento y del almacenamiento de nuestros recuerdos de los movimientos de la escritura.

Nos ponemos a escribir
La contracción de nuestros músculos de la mano y el antebrazo se produce gracias al área motora primaria, que activa las neuronas motoras responsables del movimiento. Así mismo, la activación de la mano devuelve nuevos mensajes al cerebro, formando un circuito de envío de información que hace posible un control preciso del movimiento.
Por su parte, la información que proporciona nuestra visión contribuye a la correcta codificación de la posición de la mano y del movimiento, y permite controlar los espacios, los márgenes, el trazo, etc.
El cerebelo también contribuye a una automatización del gesto, ya que almacena la información del movimiento durante nuestro aprendizaje de la escritura.
En este proceso, otra estructura juega un papel fundamental y es el tálamo. Gracias a él se produce la transferencia de información procedente de nuestro cuerpo y del cerebelo y la corteza motora. Además permite la realización de un gesto planificado y limitado para la escritura.



Todo este proceso es extrapolable al que hacemos al dibujar, aunque el gesto que se ejecute no sea tan especializado como el de la escritura.
Como ven, el acto de dibujar o escribir con nuestra mano es algo muy complejo e implica toda una serie de áreas cerebrales y de conexiones que de otro modo no se pondrían en juego. Tanto el dibujo como la escritura son acciones específicas del ser humano y suponen una gran especialización a nivel de motricidad fina, que otras actividades "más tecnológicas" no pueden proporcionar.
Tomando esto como referencia, cualquier actividad que permita una estimulación más compleja y más activa de nuestro cuerpo, logrará una estimulación cerebral más completa y armónica, algo fundamental sobre todo en el desarrollo durante la infancia.
Por eso somos tantos los profesionales que, sin tener que renunciar a los avances que supone la tecnología, abogamos por el mantenimiento del dibujo y la escritura como actividades fundamentales en el día a día de los niños y también de los adultos.