¿Es constructivo la incorporación de las
nuevas tecnologías en el tiempo de juego de los niños y en sus procesos de
aprendizaje?
Muchos
defienden el uso de la tecnología argumentando que es lo que los niños van a encontrarse en el
futuro. Incluso algunos se preguntan si es necesario seguir enseñando la letra
manuscrita a los niños, ya que de mayores casi no escribirán.
¿Es igual la
estimulación del niño a través del dibujo si éste es realizado manualmente o a
través de un dispositivo táctil?
Veamos que nos dice la ciencia Neurológica al respecto.
Hablar de
ciencia parece de partida tediosa y complicada, pero en las próximas
líneas van a entender claramente porque es tan importante seguir ejercitando el
dibujo o la escritura a cualquier edad, ya que la estipulación neuronal que nos proporciona es mucho mayor y más completa que si tecleamos o desplazamos un
dedo sobre nuestra tablet.
Tomaré el proceso neurofisiológico de la escritura para
explicarlo, puesto que es el que está más definido por la ciencia.
El
cerebro que escribe
Dado que no soy una experta en neurología ni tampoco pretendo hacer una
clase magistral, lo que voy a intentar es trasmitirles las ideas principales
sobre el proceso que se lleva a cabo en nuestro cerebro cuando nos ponemos a
escribir.
Nos preparamos para empezar a escribir
Desde el momento en el que en nuestras áreas asociativas parietales nace el mensaje que
queremos plasmar en el papel, las áreas motoras suplementarias
(AMS) de ambos hemisferios se encargan de la intención del
movimiento. Será la corteza frontal premotora la
que se encargará de que consigamos un movimiento armónico y una correcta
sujeción del lápiz.
El cerebelo y los núcleos grises centrales también contribuyen en la
programación del movimiento. El cerebelo interviene
en la programación de la duración de la contracción de los músculos, mientras
que los núcleos grises centrales se encargan de la
intensidad en la que éstos se deben activar.
El sistema motor lateral es
el encargado de programar estos movimientos. Una vez llegan las órdenes desde
las AMS, se inician unos bucles en las regiones corticales (cuando el movimiento no está automatizado)
o subcorticales (cuando sí lo está) que permiten la
actividad de la mano.
La corteza parietal posterior
izquierda es la que se encarga de la organización
espaciotemporal del movimiento y del almacenamiento de nuestros recuerdos de
los movimientos de la escritura.
Nos ponemos a escribir
La contracción de nuestros músculos de la mano y el
antebrazo se produce gracias al área motora primaria,
que activa las neuronas motoras responsables del movimiento. Así mismo, la
activación de la mano devuelve nuevos mensajes al cerebro, formando un circuito de envío de información que hace posible
un control preciso del movimiento.
Por su parte, la información que proporciona nuestra visión contribuye a la correcta codificación de la
posición de la mano y del movimiento, y permite controlar los espacios, los
márgenes, el trazo, etc.
El cerebelo también
contribuye a una automatización del gesto, ya que almacena la información del
movimiento durante nuestro aprendizaje de la escritura.
En este proceso, otra estructura juega un papel
fundamental y es el tálamo. Gracias a él
se produce la transferencia de información procedente de nuestro cuerpo y del
cerebelo y la corteza motora. Además permite la realización de un gesto
planificado y limitado para la escritura.
Todo este proceso es extrapolable al que hacemos al dibujar, aunque el
gesto que se ejecute no sea tan especializado como el de la escritura.
Como ven, el acto de dibujar o escribir con nuestra mano es algo muy
complejo e implica toda una serie de áreas cerebrales y de conexiones que de
otro modo no se pondrían en juego. Tanto el dibujo como la escritura son
acciones específicas del ser humano y suponen una gran especialización a nivel
de motricidad fina, que otras actividades "más tecnológicas" no
pueden proporcionar.
Tomando esto como referencia, cualquier actividad que permita una
estimulación más compleja y más activa de nuestro cuerpo, logrará una
estimulación cerebral más completa y armónica, algo fundamental sobre todo en
el desarrollo durante la infancia.
Por eso somos tantos los profesionales que, sin tener que renunciar a los
avances que supone la tecnología, abogamos por el mantenimiento del dibujo y la
escritura como actividades fundamentales en el día a día de los niños y
también de los adultos.
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